Mi nombre es Sofía. Tengo veintitrés años. Empecé un camino algo... diferente. El comienzo de un año inolvidable. Nunca podés imaginar que vas a encontrar gente tan linda que puede convertirse en tu segunda familia. Juntos estamos en un viaje que nunca termina. Conocimos el verdadero amor. El sentido de fraternidad. Pero seguro que se preguntan ¿cómo fue? ¿cuándo pasó? ¿por qué? Todo esto se resume en tres letras.
P: Proceso
C: Comunitario
C: para la Confirmación.
Porque cuando llegás y entrás por la puerta principal, todos te parecen tan lejanos. Cuando vas mirando más allá, encontrándote con corazones tan dóciles como así mismo sonrisas incomparables, así se empiezan a meter en tu vida. En tu casa. En tu familia. No al estilo de una secta satánica, sino todo lo contrario. Nosotros estamos llenos de un amor que es real, no pasajero. Porque conocimos a Jesús y nos volvimos verdaderamente hermanos.
Es cierto. No te lo parece los primeros encuentros. Los ves como personas con las cuales vas a compartir algo. No te ponés a pensar que significan tanto, ni que dejás cosas en Sábado por estar con ellos, ni que se volvieran tan importantes alguna vez. Pero es verdad. Ahora que escribo todo esto, una etapa se está por acabar. Mi PCC del año 2019 se acaba. Sin embargo, no el sentimiento que tengo por ellos. No el afecto. No las tardes compartidas. No mis recuerdos.
En las primeras veces que nos reunimos, imagínense. Compartir no era sencillo. Todos estábamos irremediablemente en silencio, incluso ahora nos cuesta un poco soltar todo porque nos hacemos preguntas muy jugadas. Realmente damos un salto de Fe y Esperanza. Todo empezó haciéndonos, precisamente, un cuestionario. Algo muy personal. Aprendimos que Dios nos ama tal cual somos. También a tomar aquello que nos servía y lo que no. A soltar. Dejar las etiquetas acerca de nosotros mismos.
Lo más jugado. Conocerte, conocer al otro. Preguntarte ¿quién sos? ¿Realmente sabíamos quién era quién esa vez? ¿Quién era cada uno en su interior? La verdad, es que podría jurar que ninguno se conocía a sí mismo hasta que se lo puso a pensar. Vivíamos con una idea equivocada, en la que Jesús obviamente no estaba tan presente y sin duda alguna, esto jugaba en contra. No podíamos ni siquiera sospechar que éramos familia suya, ni que nos amara tanto, ni hablar de que nos viera como tesoros valiosos.
Este inicio fue una búsqueda. Para mí y para ellos. Una que puedo considerar eterna, a menos que se le quiera poner un fin. Personalmente no quiero. No quisiera volver a la oscuridad en que vivía. A estas frases que leo en mi cuaderno, mientras digo "esa no puedo ser yo. No soy esta. No soy esa chica que se sentía sola, cuyo mayor temor en esta vida era ese sentimiento. Tampoco soy una persona triste, no desde que siento amor verdadero. Ni soy más ese ser inestable, al que le rompían el corazón cada dos horas".
Pero a la vez, sigo pensando. Reflexionando. Viendo que todavía soy soñadora, que doy a mis afectos un valor sin dimensión, que soy creativa o perseverante...
Aprendimos a querernos. Nosotros mismos y entre hermanos. Valoramos las pequeñas cosas que hoy nos trajeron hasta acá. Abrí esta página para contarlo, no quedarme callada. Le pido a Dios cada día, que mis palabras sirvan de testimonio. Poder llevar la buena noticia a cada rincón del mundo, aunque mi mundo hoy se reduce a sentir el más profundo amor. Aunque igual la más pura nostalgia ¿saben? Si bien quiero volver el tiempo atrás, no puedo. Si yo pudiera hacer eso, nunca hubiéramos crecido juntos. No hubiéramos dicho que sí a tanto. No hubiéramos tenido valor de ir mar adentro.
No puedo ser egoísta. No de esa manera. Si realmente amo a mis hermanos, espero que se queden conmigo incluso cuando cada quien tome caminos distintos. Solo quiero que sepan, que han cambiado mi vida, que Jesús los envió a tocar la puerta de mi corazón. Ojalá entiendan qué hizo esta comunidad maravillosa. Crecí como persona, entendí muchas cosas. Miro la vida con ojos de amor. Así me miro hoy.
Si quieren saber más, si tienen ganas de leer, ya saben. Acá estoy en mi pequeño templo digital.
-Sofi.
PCC Adrogué 2019.
Comentarios
Publicar un comentario