Hermanitos, bienvenidos a esta entrada en mi pequeño templo. Hoy quiero hacerte recordar aquella instancia donde te hayas sentido amado. Porque amar es entregarse, al menos amar hasta dar la vida, como Jesús hizo por nosotros ¿de qué alimentamos nuestra vida? ¿de qué alimento nos venimos llenando últimamente? Llegó el tiempo de vivir, porque Él nos fortalece para vivir en su amor verdadero. Jesús para nosotros es amor y en su infinita misericordia, seremos saciados de hambre como de sed. Cristo está vivo. Te ama realmente, a vos y a mí. A todos. Es el alimento que nos da plenitud y nos abrazará como estemos. Fortalece nuestro interior. Si podemos contemplarlo veremos ese regalo. Jesucristo entregándose a nosotros como pan de vida. Instituye la Eucaristía en la última cena porque es importante para Él estar al servicio del hermano, como nos enseña. Nos dice que asistir a ella es importante, porque estará allá presente tanto en cuerpo como en sangre. Dios está presente en su amor incondicional, tan puro que hoy por hoy, llevamos dentro. Si voy a misa, es porque estoy agradecida de que Jesús sea el amigo que nunca me falla, el hermano que siempre anhelé, aquel que me amó y se entregó por mi causa. Su presencia no es simbólica, no es "como si estuviera...". No. Su presencia es una realidad, ahí está. Caminando conmigo. Porque quiere saciar la sed de mi existencia y sé que también quiere hacerlo con vos. Es capaz de saciar mis sueños, los tuyos, lo que esperamos de nuestras vidas. Él conoce exacto aquello que necesitamos. Este año próximo puede ser aquel para dejarte amar en el misterio de la Fe. Cristo sigue sangrando, él está con vida. Su amor es la más grande prueba que podemos tener. Por eso, te invito y sé que lo hace conmigo, animándote con alegría a dar un paso juntos para ir a lo más profundo en tu historia. Ser el protagonista de tu vida, no un simple espectador.
Sofi
PCC Adrogué 2019
Comentarios
Publicar un comentario